La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) presentó recientemente el informe mundial sobre los futuros de la educación, titulado “Reimaginar juntos nuestros futuros: Un nuevo contrato social para la educación”.
Mediante dicho informe, la organización internacional propone respuestas a tres preguntas fundamentales con la vista puesta en la educación al año 2050: ¿qué debemos seguir haciendo? ¿Qué deberíamos dejar de hacer? ¿Qué deberíamos reinventar?
Más de un millón de personas participaron en el proceso de consulta mundial que dio forma a la publicación en cuestión, en la que se pide una transformación sustancial de la educación para reparar injusticias pasadas y reforzar la capacidad de colaborar en pro de un futuro más justo y sostenible.
El documento plantea la necesidad de un nuevo contrato social para la educación, el cual debería unirnos en torno a un empeño colectivo y facilitar los conocimientos y la innovación necesarios para forjar futuros sostenibles y pacíficos para todos, basados en la justicia social, económica y medioambiental.
Un nuevo contrato social debe aprovechar los principios generales que sustentan los derechos humanos -inclusión y equidad, colaboración y solidaridad, así como la responsabilidad colectiva y la interconexión- y debe regirse por estos dos principios esenciales:
- Garantizar el derecho a la educación a lo largo de toda la vida.
- Fortalecer la educación en tanto que bien público común.
El informe de la UNESCO plantea que nuestro mundo se encuentra en un momento decisivo y que el conocimiento y el aprendizaje constituyen la base de la renovación y la transformación. Pero las desigualdades mundiales -y la urgente necesidad de replantearnos por qué, cómo, qué, dónde y cuándo aprendemos-, significa que la educación todavía no cumple la promesa de ayudarnos a forjar un futuro más pacífico, justo y sostenible. En nuestra búsqueda de crecimiento y desarrollo, hemos abusado de nuestro entorno natural y puesto en peligro nuestra propia existencia. En la actualidad, los niveles de vida elevados coexisten con desigualdades flagrantes. Los rápidos cambios tecnológicos transforman numerosos aspectos de nuestra vida. Pero esas transformaciones no están adecuadamente orientadas a la equidad, la inclusión y la participación democrática. Por eso debemos replantearnos la educación.
Propuestas para renovar la educación:
- Es preciso que la atención pedagógica se desplace, desde las lecciones impartidas por un docente y centradas en la realización individual, a otra modalidad que haga hincapié en la cooperación, la colaboración y la solidaridad.
- Los planes de estudio, que suelen estructurarse como una cuadrícula de temas, deberían cambiarse para insistir en los aspectos ecológicos, interculturales e interdisciplinarios del aprendizaje.
- La enseñanza, que ahora se considera una práctica individual, debería transformarse en un esfuerzo más profesional y colaborativo.
- Las escuelas son instituciones necesarias en el mundo entero y es preciso preservarlas. Pero debemos abandonar la imposición de modelos universales y replantearnos el concepto de escuela, desde la arquitectura, los espacios y el uso del tiempo, hasta los calendarios y los grupos de estudio.
- En todas las etapas y todos los lugares en que se ejerce el aprendizaje, deberíamos dejar de pensar en la educación como algo que acontece sobre todo en la escuela y durante determinadas edades, y ampliar las oportunidades de aprendizaje para todos en cualquier tiempo y lugar.
Descargar resumen del informe “Reimaginar juntos nuestros futuros: Un nuevo contrato social para la educación” AQUÍ: