Opinión
La semana pasada concluyó la fase inicial de la implementación de la Estrategia Nacional de Atención a la Primera Infancia (ENAPI) en el estado. Con ello, culmina una etapa gracias a la cual será posible contar con un primer diagnóstico sistemático respecto a las condiciones estructurales para garantizar derechos de manera integral a niñas y niños, desde el momento en que están en el vientre de sus madres, hasta que alcanzan los seis años de edad.
De esta primera etapa de implementación, destacan varias fortalezas. La primera, es que comienza a materializarse ya en su fase de acción en el territorio, uno de los principales componentes en el diseño de esta política pública, la intersectorialidad. Así, como representantes de la sociedad civil que acompañamos el proceso, pudimos ser testigos de la colaboración sostenida entre funcionarios de sectores tan diversos como salud, educación, servicios de atención social y jurídica, que rara vez cuentan con oportunidades de colaborar en equipo.
El corazón del trabajo realizado se centró en explorar colectivamente una plataforma digital de aprendizaje, mediante la cual estos funcionarios fueron paulatinamente adquiriendo conocimiento y experiencia respecto a los fundamentos legales de la ENAPI, sobre la importancia del periodo de la primera infancia para el desarrollo integral de las personas, sobre el valor de considerar a niñas y niños como sujetos de derecho. Y en última instancia, sobre las distintas prestaciones que el estado mexicano, en sus diversos niveles, debería ser capaz de garantizar.
Mediante un trabajo de meses, el grupo de integrantes del Grupo de Implementación Territorial (GIT) logró descubrir que el primer reto para avanzar en una agenda exitosa de mejora de las condiciones para la primera infancia en Sinaloa es lograr contar con información actualizada, pertinente y precisa, respecto al estado actual de los servicios que se encuentran disponible y los que no. Y a partir de allí, distintos desafíos más específicos que como Mexicanos Primero Sinaloa esperamos pronto poder compartir públicamente mediante un informe de acceso público respecto a esta experiencia tan importante.
Bastará, por lo pronto, con mencionar que gracias a esta experiencia Sinaloa cuenta con un grupo comprometido de servidoras y servidores públicos, con la capacidad de llevar esta política pública a cada rincón del estado. Pero aún falta continuar un camino que será largo y que requerirá recursos humanos y económicos de manera sostenida. La ENAPI puede transformarse en una verdadera oportunidad para miles de niñas y niños que hoy la necesitan. Es tiempo de apostar por la primera infancia.
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Ángel Leyva