Opinión
Abrir conversación. Procesos de cambio social profundo y democrático tienen como punto de partida la existencia de espacios para el intercambio de ideas y perspectivas. La democracia no se trata de pensar y decir todos lo mismo, sino que se juega en el encuentro de una diversidad de visiones.
Durante los últimos años, la política educativa tanto a nivel nacional como en el estado de Sinaloa ha borrado completamente del mapa la conversación respecto al aprendizaje de niñas, niños y jóvenes. Ya con el fin de la pandemia declarado de manera oficial por la OMS, esta decisión difícilmente puede seguir siendo atribuida a una falta de factibilidad logística producto de la emergencia. Hoy en México no existe una conversación pública respecto al aprendizaje de los estudiantes porque sencillamente no existe voluntad de las autoridades.
Durante el 2020 y el 2021 Mexicanos Primero Sinaloa, junto con organismos a nivel internacional alertamos de la profundidad que el impacto de cerrar totalmente las escuelas y perseguir la ilusión de una educación a través de la televisión tendría sobre el aprendizaje académico y socioemocional de niñas, niños y jóvenes. Lo que en un primer momento fueron estimaciones, fue poco a poco convirtiéndose en una constatación.
Primero, a partir de la realización del estudio Equidad y Regreso por parte de nuestros compañeros de Mexicanos Primero en Ciudad de México, se ofrecieron los primeros datos respecto a las afectaciones de no poder asistir a la escuela en niñas y niños de entre 10 y 15 años en el sur de México.
Segundo, desde el Índice Global de Aprendizaje, producido por Mexicanos Primero Sinaloa, se dieron a conocer las grandes desigualdades que existen en los niveles de aprendizaje que obtienen estudiantes de tercero de secundaria en los 18 municipios y las formas en las que la marginación socioeconómica influye en esos resultados.
A estos dos proyectos, también se ha sumado recientemente la publicación de Estar Bien Para Aprender, Aprender Para Estar Bien, que detalla específicamente la situación de bienestar socioemocional de los estudiantes que participaron de la investigación Equidad y Regreso.
En todos los casos, la intención es abrir un espacio de conversación basado no en la imaginación, ni en el prejuicio, sino en una aproximación rigurosa a lo que ocurre día a día en la experiencia y la trayectoria educativa de los estudiantes en nuestro país. Una problematización necesaria para poder imaginar, planificar y actuar en torno al propósito de asegurar la existencia del elemento más importante en un sistema educativo: el aprendizaje.
Sólo reflexionando con los pies bien puestos en la realidad actual podemos iniciar un camino de transformación educativa libre de las trampas del populismo y la demagogia. No se puede buscar redefinir la función social de la escuela -tal como se está intentando hacer a través de la reforma a las bases curriculares de educación básica- sin antes hacer un balance del estado actual de la educación.
Por ello, es valioso y felicitamos que gradualmente comienzan a abrirse en la sociedad espacios que invitan a diálogos sociales amplios, anclados en una problematización de la realidad actual de la educación en México. Tal como ocurrió en la conferencia “El fin de la escuela” del ex secretario de educación pública en Sinaloa, Juan Alfonso Mejía.
En este espacio se levantó una propuesta crítica respecto al estado actual del sistema educativo en México, utilizando datos concretos -algunos generados desde Mexicanos Primero- y se cuestionaron visiones anquilosadas. En resumen, se hizo una provocación para intentar avivar la llama de un debate por la transformación y la mejora de los aprendizajes que lleva demasiado tiempo apagada. Estaremos esperando atentos la reacción por parte de la autoridad.