Opinión
Los problemas educativos en Sinaloa ya no pasan desapercibidos. El tiempo y las ganas que el gobernador Rocha Moya ha dedicado a este tema confirman que a él le importa. Pero la acción del gobierno que lidera ha sido lenta y desorganizada. La ausencia de un liderazgo estratégico, con experiencia en el rubro, hace que la responsabilidad de sacar a la educación sinaloense de la crisis que vive parezca hoy un rompecabezas sin instrucciones.
Los enredos administrativos y jurídicos causados por la desaparición ansiosa y atolondrada de programas educativos federales como Escuelas de Tiempo Completo no ayuda. Es muy probable que la nueva conducción de la SEP tome como única prioridad la conclusión y pilotaje del nuevo plan de estudios. Eso deja a la suerte del buen juicio y capacidades en los estados la tarea de salir del letargo que la pandemia trajo a la educación.
¿Cómo hacer frente a la crisis educativa en Sinaloa?
En Sinaloa, romper este letargo obliga a hacer al menos dos cosas: llevar a todos los estudiantes de regreso a la escuela y reactivar su aprendizaje mediante diagnósticos e intervenciones pedagógicas adecuadas. Ambos son problemas complejos que para ser resueltos requieren proactividad, alta capacidad de gestionar alianzas y recursos. ¿Cuánto de esto se ve en Sinaloa?
Para comenzar a resolver este rompecabezas hay que partir por el déficit de infraestructura escolar. Casos de escuelas saqueadas, con techumbres derrumbadas y familias cerrando vialidades en protesta le dieron notoriedad pública a un problema antiguo. Al 2017, uno de cada 3 edificios escolares requería mantenimiento al tener más de 30 años de antigüedad y se contaba con un gran déficit de aulas, laboratorios e instalaciones sanitarias.
Al respecto el Plan Estatal de Desarrollo 2022-27 dice poco o nada. Las piezas del rompecabezas ha tocado recogerlas de entre anuncios en conferencias semanales y solicitudes de acceso a la información. Pero puestas una al lado de la otra, nomás no calzan. A inicio de año, cerca de 2,700 planteles declararon a la SEPyC tener necesidades de infraestructura. A junio de este año, SEPyC e ISIFE planeaban atender 377 de ellas, con poco más de 38 millones de pesos. Posteriormente, el gobernador Rocha Moya anunció una inversión de 130 millones para dotar a las escuelas de electricidad en 117 escuelas, que ahora resulta serán 156. ¿Cuánto queda por ejercer de los 466 millones que se le asignó al ISIFE para atender las necesidades de educación básica, media superior y superior durante este año?
Pero aun si el problema de la infraestructura se resolviera milagrosamente, toca hacer frente a las carencias en el aprendizaje. Entre el 5 y el 15 de septiembre se deberían haber aplicado diagnósticos creados por MEJOREDU en todas las escuelas en México. ¿Cómo nos fue en Sinaloa? Esta información es clave para diseñar intervenciones que no dejen a maestros y estudiantes solos. Para reactivar aprendizajes cada día cuenta.
Sin el Programa Escuelas de Tiempo Completo…
Por eso duele tanto que este rompecabezas también tenga extraviadas las piezas del Programa Escuelas de Tiempo Completo (PETC). Su desaparición atentó contra el derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes porque les arrebató algo que ya era de ellos. A pesar de este despojo, existe un acuerdo transversal sobre la importancia de mantener la jornada escolar ampliada y continuar brindando el servicio de alimentación. La diferencia está en el cómo.
Mientras la justicia federal llama a las autoridades adoptar todas las medidas que sean pertinentes para restaurar todos los beneficios del PETC, el gobernador plantea que éstas se atenderán a través del Programa La Escuela es Nuestra (LEEN). Al último trimestre del año 2021 LEEN sólo atendió a 56 de las 1,036 escuelas que formaban parte del PETC en el 2019. Mezclar ambos programas sólo agrega un nivel de dificultad más a un escenario que ya está bien complicado.
La paciencia es un bien escaso. Es cosa de ver cómo algunos funcionarios responden con molestia a los requerimientos de las comunidades escolares. Las fotos de reuniones anunciadas en redes sociales y apariciones puntuales en conferencias de prensa no bastan. Sin estrategia y liderazgos capaces de mapear eficazmente todas las necesidades y priorizar los recursos, los esfuerzos serán aislados y no responderán a la expectativa. En otras palabras, el rompecabezas seguirá sin resolverse.
Fuente: https://www.noroeste.com.mx/amp/colaboraciones/crisis-educativa-un-rompecabeza-sin-instrucciones-IA2604749
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Ángel Leyva