Opinión

Afortunadamente, comienzan a surgir señales de que finalmente las autoridades locales han comprendido que las escuelas deben permanecer abiertas si queremos evitar una catástrofe educativa.
La semana pasada, la secretaria de Educación Pública y Cultura, Graciela Domínguez, informó respecto al total de casos identificados en estudiantes y docentes en Sinaloa. Los 1,488 estudiantes positivos en la actualidad representan un 0,002% del total de alumnos inscritos en educación básica. Los 205 docentes positivos con casos activos representan un 0.006% del total de maestras y maestros en educación básica.
Cierto es que seguimos en pandemia, pero estamos muy lejos de lo que ocurría hace dos años. Hoy sabemos más respecto a la enfermedad generada por el virus. Se cuenta con vacunación de amplios grupos de la población. Y aunque falta avanzar en la inmunización de niñas y niños entre 5 y 14 años, es claro que existen mejores condiciones para luchar por regresar a la escuela y proteger el derecho de los estudiantes a aprender.
Los beneficios de volver a clases presenciales comienzan a ser mucho más visibles, inspirando y generando esperanza en docentes, estudiantes y familias. A través de historias de estudiantes como Itztel o Froilan que pueden conocer en las redes sociales de Mexicanos Primero Sinaloa, y desde las vivencias de sus maestros, Mexicanos Primero Sinaloa ha logrado difundir de manera humana y concreta por qué volver es necesario e importante.
Los aprendizajes que niñas y niños han tenido respecto al mundo que los rodea no se han detenido. Como seres programados física y neuronalmente para aprender y crecer a pesar de las dificultades, seguramente han encontrado formas de hacer sentido de lo difícil y también de lo positivo de este largo periodo sin escuelas.
Pero los beneficios de la interacción humana, cara a cara, con docentes y con otros estudiantes son irremplazables. Resolver una duda sin esperar días; aprender a través de las preguntas de los compañeros; dejar descansar a mamá y a papá; dar la explicación de por qué la letra H es muda pero al lado de la C sí suena, o de por qué la suma con acarreo se resuelve de derecha a izquierda y no al revés, para que esa explicación la dé quien se formó años para darla.
En el tiempo, dichos beneficios podrán transformarse en datos más precisos, en años de escolaridad o niveles de aprendizaje recuperados. Pero en lo que se llega ahí, hay que saber reconocer lo evidente. Como en la famosa prueba del pato, si se ve como un pato, si nada como un pato y si se oye como un pato, entonces estamos en la presencia de un pato, si lo que vemos en testimonios de docentes y alumnos es alegría y satisfacción de regresar a la escuela, entonces lo que vemos es que regresar a la escuela es el camino correcto.
Hoy por hoy, la sociedad debe saber que, para proteger el derecho de niñas, niños y jóvenes a aprender, la prioridad debe estar puesta en actuar a favor del regreso. En lograr llevar los recursos humanos y económicos hacia la meta de que todas las escuelas puedan volver a abrir sus puertas y de que ninguna de ellas cierre innecesariamente.
Que ni cambios en libros de texto, ni polémicas en cuestiones propias de adultos como irregularidades fideicomisos nos distraigan. Que ninguna cortina de humo oculte el brillo y la esperanza del camino de regreso a la escuela.
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Gustavo Rojas