Opinión

Hace algunos días en su habitual conferencia de prensa matutina, el presidente López Obrador con el ya conocido argumento de austeridad, habló sobre la posible desaparición del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA).
Hablando específicamente del SIPINNA, es un sistema concebido para garantizar el ejercicio, respeto y protección de los derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes (NNA). Procura que estos puedan exigir y ejercer su derecho a la vida, a vivir sin violencia, a la educación, a no ser discriminado, a vivir en familia, a tener una identidad, por mencionar algunos.
En nuestro país más de la mitad de la población menor de 18 años vive en pobreza extrema; estamos entre los primeros lugares de obesidad infantil, explotación sexual y trabajo infantil a nivel mundial; sumado a los altos índices de violencia que padecen niños y adolescentes.
Con la desaparición del SIPINNA se dejarían sin protección a cerca de 40 millones de niñas, niños y adolescentes en México. Por otro lado, el DIF, que es la instancia a la que se pretende adherir las funciones del sistema que hoy nos ocupa, fue creado como un organismo de asistencia social, es decir, las funciones entre un organismo y otro son distintas y complementarias.
El SIPINNA fue creado en 2015 por mandato de la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, derivada a su vez, de un mandato constitucional, con la intención de coordinar una agenda de niñez para cumplir con los acuerdos tomados por México al suscribir la Convención sobre los Derechos del Niño en 1990.
Entre sus logros más importantes se destaca la Estrategia Nacional de Atención a la Primera Infancia que abarca atención a niños de 0 a 6 años, con rutas claras desde salud y nutrición, educación, protección, bienestar y desarrollo; una Comisión de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes Migrantes y Solicitantes de la Condición de Refugiado; un Plan de Acciones Indispensables de Atención y Protección de Niñas, Niños y Adolescentes en Contexto COVID 19; una Ruta para la Atención y Protección Integral de Niñas y Adolescentes Madres y/o Embarazadas Menores de 15 años; entre otros.
Por todo lo anterior, y dado el avance que implica al día de hoy en la tutela de los derechos de nuestras niñas, niños y adolescentes, consideraríamos un grave retroceso en esa defensa y en el propio sentido de progresión que lo acompaña, la posible desaparición del SIPINNA o cualquier otra institución enfocada en la protección de los derechos humanos, más aún cuando de niños hablamos, por el contrario, se deben reforzar las instituciones encargadas de atender los derechos de la infancia.
No podemos permitirnos dar un paso atrás en la protección de NNA. Una vez más, que desde aquí vaya una recomendación a poner siempre a los niños en el centro de todos nuestros esfuerzos.
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Gustavo Rojas