Opinión
En plena efervescencia de las campañas electorales, queremos traer a la mesa el tema de la primera infancia, es decir, los niños de 0 a 6 años, quienes históricamente han quedado no sólo fuera del foco en las propuestas de los políticos en busca de votos, sino invisibilizados por la sociedad en general. Pongamos un poco de contexto al respecto.
Todos los niños tienen derecho a la vida, a la salud, la participación y la educación. Los primeros años son determinantes para el adecuado desarrollo de las personas; en las últimas dos décadas se ha producido una enorme cantidad de investigaciones, ensayos y evaluaciones alrededor de la niñez y, particularmente, de la primera infancia. Todas ellas han demostrado su importancia para el ciclo de vida de cualquier persona como individuo, así como del conjunto de la sociedad. Es la etapa en la que todo aquello vivido por los niños da forma al resto de su vida e influirá directamente en su desarrollo físico, cognitivo, lingüístico y socioemocional. En México existe una población aproximada de 13.1 millones de niñas y niños (NN) menores de 6 años. (CONAPO 2019).
A partir de una reforma en materia educativa, en 2019 se establece la educación inicial como un derecho. En la Ley General de Educación se mandata la obligación del Estado de generar las condiciones que garanticen la prestación universal de ese servicio. Asimismo, ordena que deberán fomentar una cultura a favor de la educación inicial con base en programas, campañas, estrategias y acciones, apoyadas por los sectores social y privado, organizaciones de sociedad civil y organismos internacionales.
Es así como nace la Estrategia Nacional de Primera Infancia (ENAPI), que tiene como objetivo garantizar a NN menores de 6 años el ejercicio efectivo de sus derechos a la supervivencia, desarrollo integral y prosperidad, educación, protección, participación y vida libre de violencia, atendiendo las brechas de desigualdad existentes. Esta estrategia se puso en marcha en 14 entidades de la República, entre ellas, Sinaloa.
Han sido ya varios meses desde que ese plan piloto comenzó a implementarse y el cual, a pesar de las vicisitudes propias de los tiempos, la falta de un presupuesto asignado y trabas administrativas, en nuestro estado, con la intención clara de autoridades y el interés de aquellos funcionarios involucrados en su implementación, ha logrado mostrar avances. Sin dejar de mencionar que, ante el inminente cambio de administración pública, se corre el claro riesgo de que este trabajo y los esfuerzos realizados al día de hoy, se queden en el olvido y fuera de los intereses políticos de nuestros próximos gobernantes.
Ante la oportunidad histórica que nos permite esta coyuntura y desde Mexicanos Primero Sinaloa como tutores de ese grupo de implementación, debemos insistir en la importancia de la propia estrategia, su pertinente seguimiento y todas aquellas acciones encaminadas al desarrollo pleno de los derechos de la niñez.
Es por eso que exhortamos a quienes pronto gobernarán Sinaloa, a no dar marcha atrás en este sentido. En todo caso, debemos exigir propuestas y planes concretos para que se siga avanzando en la mejor inversión que cualquier gobierno puede hacer, sus niños. No olvidemos que la atención a la primera infancia es la base para la construcción de un mejor estado y una mejor sociedad.