Opinión
La semana pasada la SEPYC dio a conocer los primeros datos de una evaluación sobre los aprendizajes y la situación emocional de estudiantes en el estado de Sinaloa. Esta información sirve como punto de partida para un periodo clave para el derecho a aprender. Tiempos en los que la definición de las políticas públicas determinará cómo se logra adaptar el sistema educativo a las necesidades de los estudiantes.
Entre algunos datos, destaca que 64% de los estudiantes en Sinaloa demuestran ser resilientes, pues consideran que a pesar de haber perdido la “normalidad”, pudieron lograr objetivos escolares. O por ejemplo, que 7 de cada 10 estudiantes en Sinaloa han logrado organizar de manera autónoma el tiempo que requiere para cumplir con tareas educativas, mismo porcentaje que representa a estudiantes que muestran ser hoy empáticos y consideran las opiniones de los demás.
Estos datos generales aportan evidencia sobre la situación de niñas, niños y jóvenes que, hasta antes de su publicación, era inexistente para Sinaloa. Sin embargo, para resolver la necesidad de entregar a los docentes información precisa respecto a sus alumnos, es necesario que esta también pueda regresar a las comunidades educativas en forma de reportes específicos que permitan tomar decisiones pedagógicas basadas en evidencia.
Por otra parte, se hará necesario tratar el tema socioemocional ya no desde lo abstracto, sino más bien desde modelos educativos bien definidos. Sobre todo, para no caer en el riesgo de confundir aprendizaje socioemocional con salud mental, cuestiones completamente distintas y que mal haríamos en considerar una responsabilidad exclusiva de las escuelas.
Para saber qué hacer, no hace falta irse lejos. Bastará mirar al propio currículo nacional, según lo establecido en documentos explicativos de la última reforma curricular implementada en el país. En él, la educación socioemocional es un componente central del eje de desarrollo personal y social, para “formar ciudadanos libres, responsables y educados para vivir en plenitud en el siglo XXI”[1]
La evidencia que Mexicanos Primero Sinaloa ha levantado respecto al regreso a las escuelas nos emplazada a hacer un llamado claro y enérgico a hacer de la educación socioemocional una prioridad real.
Para lograrlo, se tienen que responder preguntas muy importantes ¿Es esta dimensión una que se esté trabajando seria y responsablemente en todas las escuelas? ¿Se le está dotando de recursos humanos y financieros suficientes? ¿Se está formando a maestros en un marco bien definido de competencias socioemocionales a desarrollar en los estudiantes?
[1] https://www.planyprogramasdestudio.sep.gob.mx/descargables/biblioteca/secundaria/tutoria-socioemocional/IV-El-curriculo-eb-Tutoria_p90-147.pdf
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Daniel Rodríguez