A las puertas del ciclo escolar que comenzará el 28 de agosto, es imperativo asegurar las condiciones para que todos los estudiantes en Sinaloa se reincorporen a sus aulas de manera segura, tranquila e inclusiva. Después de una pandemia que afectó tres ciclos escolares, la escuela debe ser el mejor lugar que la sociedad ofrezca a niñas, niños y jóvenes. Que eso efectivamente ocurra, es una tarea de todos.

El intenso debate respecto a temas educativos que ha llenado la agenda en medios de comunicación viene a revitalizar la idea de que la educación es un tema de máxima importancia social. Sin embargo, durante las últimas semanas se ha generado una escalada de posicionamientos y acciones jurídicas de partidos políticos y grupos de la sociedad civil que deben valorarse exclusivamente desde su verdadera contribución a la garantía del derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes.

Este es el mismo criterio que Mexicanos Primero Sinaloa ha respetado en su investigación y en el desarrollo de propuestas de políticas educativas por cerca de una década. Principio que se suma al siempre necesario rigor académico para estudiar con métodos equilibrados la compleja realidad socioeducativa en el estado. Y que motivó la decisión de únicamente analizar y emitir un posicionamiento respecto a los nuevos libros de texto después de haberlos revisado de manera detenida.

Los libros de texto gratuitos han sabido ganarse un espacio como destacado emblema dentro de la educación pública en México. Pero esto no los ha liberado de ser objeto de críticas por parte de diversos grupos desde su creación. El debate que se vive actualmente en el país no es nuevo. Pero encuentra al país y a su sistema educativo en un sensible estado de fragilidad producto de los efectos de la pandemia. Por ello, es necesario recordar que el objetivo de los libros de texto gratuito es ante todo el de contribuir a garantizar el derecho a aprender de todos los estudiantes en el país.

En este sentido, es importante sostener que, tras una revisión exhaustiva y multidisciplinaria de los materiales, se concluyó que los nuevos libros reflejan un esfuerzo aún incompleto de materializar un cambio curricular profundo y ambicioso. Las deficiencias técnico-pedagógicas que fue posible identificar en los libros de primaria trascienden cuestiones respecto a las inclinaciones políticas e ideológicas propias de todo proyecto curricular y errores de precisión en la entrega de información.

La primera de estas deficiencias corresponde a la desalineación entre la complejidad de los libros y el nivel de desarrollo cognitivo de los estudiantes. El lenguaje, las actividades y muchos de los contenidos incluidos en los libros actuales impedirán a niñas y niños hacer un uso autónomo de éstos, dado que a una edad temprana la habilidad de la lectoescritura aún no está instalada. Esto obliga a los estudiantes a depender de la tutela de un adulto, lo cual retrasa el desarrollo de su autonomía. Esto además ignora la existencia de importantes brechas de comprensión lectora agudizadas por la pandemia que Mexicanos Primero da a conocer en el estudio Equidad y Regreso.

La segunda área crítica es la ausencia de un plan de traspaso gradual del modelo anterior al modelo educativo actual. La falta de actividades de preparación que ilustren respecto a los cambios más significativos en las nuevas dinámicas de aprendizaje afectará a aquellos estudiantes que han recorrido ya bastante de su trayecto educativo con otro modelo educativo, sobre todo si se considera que en algunos casos, existirá quienes hayan visto tres ciclos escolares por la suspensión de clases presenciales a raíz de la pandemia.

Vinculado a las dos críticas anteriores, el tercer punto radica en la ausencia de mecanismos de acompañamiento para docentes a la hora de enfrentar el desafío y la responsabilidad que supone implementar este modelo en menos de dos semanas. Tal como una amplia evidencia sobre reformas educativas en México y el mundo deja claro, el cambio educativo profundo no ocurre de la noche a la mañana, ni tampoco por decreto. Por el contrario, se trata de un proceso de mediano y largo plazo que requiere acompañamiento cercano, intensivo y a la medida de las necesidades.

Por todo esto, el llamado a las autoridades educativas en el estado de Sinaloa es a garantizar que todos los docentes, directores, supervisores, asesores técnico-pedagógicos (ATP), tutores y demás figuras educativas vivan con mucho apoyo la implementación de este nuevo modelo. La noticia de que en Sinaloa ya se inició la formación de 118 docentes que liderarán el Taller Estatal Consejo Técnico Escolar y el Taller Intensivo de Formación Continua para Docentes de Sinaloa es una buena noticia. Una vía de complementar estas acciones se encuentra en la propuesta metodológica de Intervención Formativa Emergente (IFE) propuesta por MEJOREDU.

Y un segundo llamado es asegurar que desde el primer día de clases estén disponibles las condiciones para el inicio del ciclo escolar 2023-2024. Esto incluye la atención a los grandes desafíos pendientes en materia de infraestructura escolar y también la provisión de orientaciones pedagógicas adecuadas para construir un proceso de aprendizaje que realmente garantice la excelencia y mejora educativa continua que la constitución garantiza a niñas, niños y jóvenes en Sinaloa. Partiendo por diagnósticos rigurosos y confiables respecto al aprendizaje académico y emocional de los estudiantes, y terminando por velar por la paz y la seguridad de un regreso a la escuela que nada debe interrumpir.