Hay niños afortunados. Tienen la suerte de que a sus padres les ha ido bien en la vida.

Pueden tomar clases en su propia laptop, tableta o teléfono inteligente durante la educación a distancia en pandemia. Un escritorio está acomodado en alguna parte de su propia habitación que cuenta con aire acondicionado para cuando hace calor.

Si se aburren, a hurtadillas puede entrar en algún videojuego con tan solo un movimiento de sus dedos. E incluso hay otros que se les facilita aprender y jugar al mismo tiempo.

También por zoom o meet toman clases por las tardes de alguna otra actividad, como música, inglés, ajedrez. O, a pesar de que no pueden ir a la escuela, sí van al club o al parque a nadar, correr, jugar beisbol o futbol.

Tienen padres que pueden estar al pendiente para supervisarlos durante las clases y apoyarlos con las tareas, y hasta los llevan a restaurantes o plazas para pasar el rato.

Por supuesto, conviven con sus amigos por medio de comunidades virtuales como Roblox o Fortnite, y si necesitan comprar algo, lo hacen con la tarjeta de sus papás dada de alta en su cuenta.

No les falta Netflix, Disney o Prime Video. A los que les gusta explorar, saben de crunchyroll.

Ahora que se habla del regreso a las escuelas, hay padres de estos niños que cuestionan la idea y dicen que no llevarán a sus hijos hasta que haya vacuna, aunque de seguir así podrían afectar más aprendizaje y la salud socioemocional de ellos. La escuela es el espacio más importante para el desarrollo integral de los estudiantes. Al final, será su decisión.

La apertura de escuelas por medio de Centros Comunitarios de Aprendizaje es para los otros niños, independientemente de su condición económica, que necesiten interacción, estabilidad socioemocional, ponerse al corriente en sus materias, acceder a equipo, ser atendido personalmente por su maestra o maestro.

Es para 1 de cada 2 estudiantes estresado por completar vía remota el trabajo académico. Para los 4 de cada 10 que están tristes y desmotivados.

Es para las niñas y niños que son víctimas de la violencia familiar, delito que aumentó 29% en 2020. Para los que están por tirar la toalla, frustrados porque no entienden, y piensan abandonar su educación.

Es para los que necesitan la escuela, ese espacio único para el desarrollo de sus habilidades socioemocionales. Para los que es el lugar de acceso a servicios que no tienen en sus casas, como computadora, internet, impresora.

Para los que tiene urgencia de ser atendidos personalmente por las maestras y maestros, en sus necesidades académicas, sociales y emocionales.

Para los que, por todo esto, se están quedando atrás.

Si tu niña o niño va bien, excelente, que siga así, pero apoyemos el regreso a las escuelas por medio de los Centros Comunitarios de Aprendizaje para quienes no tienen las ventajas materiales, intelectuales o físicas, como las que has podido desarrollar en tus hijos.

No todos los niños y niñas viven en las mismas circunstancias ni aprenden de la misma forma.