Opinión
El primer grado de la educación preescolar es una pieza crucial para el desarrollo cognitivo y emocional de niñas y niños. En Sinaloa, este grado es obligatorio recién desde el ciclo escolar 2021-2022. A la fecha, únicamente 54.1% de las niñas y niños de tres años asisten al primer grado de preescolar (SEPyC). Dato que supera el 17.1% de la población de la misma edad que asistía a la escuela en el 2020, según datos del Censo de Población y Vivienda 2020 (Inegi). Aunque existen avances, aún se está lejos de alcanzar la cobertura universal necesaria para sembrar un futuro de bienestar, prosperidad y justicia social en el estado.
La evidencia que demuestra los beneficios de una educación preescolar de calidad es contundente. La primera infancia (desde nacimiento hasta los seis años) es un período de rápido desarrollo cerebral donde se establece la base para el aprendizaje futuro. Los niños que gozan de mejores oportunidades para un desarrollo integral en esta etapa tienen mejores habilidades lingüísticas, matemáticas y sociales que aquellos que no lo hacen. Además, este beneficio no se detiene cuando los niños dejan el preescolar. Los efectos positivos de una educación preescolar de calidad pueden verse en el rendimiento escolar posterior, e incluso en los ingresos obtenidos en la vida adulta (UNICEF, Banco Mundial y OMS, 2021; UNICEF, 2017; Lechuga, 2021; OEA, 2017; Heckman, 2021; Gutiérrez y Ruiz, 2018) ¿Cómo podemos lograr que estos efectos se hagan realidad en Sinaloa?
Ciertamente se debe pensar en trabajar factores como formación profesional para las figuras educativas, mejora en las condiciones de infraestructura, entre otras. Pero el punto de partida inicial es ampliar la capacidad de oferta de salones de primer grado de preescolar en el estado. Durante los últimos años, esto ha sido posible mediante una combinación de gestión administrativa y de negociación con las comunidades escolares. Durante los ciclos 2020-21 y 21-22, la oferta de primer grado de preescolar creció de 627 a 666 grupos disponibles y para el ciclo escolar actual alcanza la cifra de 776.
El gobierno del estado de Sinaloa tiene tanto la responsabilidad como la oportunidad de tomar acción y generar mejores condiciones desde el inicio de la trayectoria educativa de niñas y niños. Tal compromiso quedó incluido dentro de una de las acciones prioritarias para los años 2023 y 2024 en el Plan Estatal de Atención a la Primera Infancia. En el marco de la implementación de este plan, actualmente se trabaja en determinar en cuántos planteles escolares en el estado existe tanto infraestructura como personal docente con disposición a abrir primeros grados de preescolar, lo cual representa un potencial del lado de la oferta.
¿Pero qué pasa con la demanda? Tener acceso a una educación preescolar fomenta la fertilidad intelectual, emocional, económica y cívica de nuestra generación joven. Se trata de una inversión con beneficios en el presente y en el futuro, tanto para los individuos como para la sociedad en su conjunto. En este sentido, se hace fundamental acercar a las familias información respecto a los beneficios que tiene iniciar la trayectoria escolar a los tres años en vez de los cuatro. Y también promover con iniciativa y decisión la utilización de los cupos de primer año disponibles en las escuelas.
Al aumentar la oferta de escuelas que ofrecen educación preescolar de calidad, estamos aumentando el campo de cultivo para una sociedad más educada, equitativa y próspera. Aunque niñas y niños en el inicio de su vida no puedan protestar ni exigir, los adultos debemos ser conscientes de que no hay inversión más valiosa que la que hacemos en nuestros niños, en su educación, en su futuro. Mejorar la gestión y aumentar la inversión en la educación temprana de nuestras niñas y niños no puede esperar. La siembra de este futuro es una tarea que debemos asumir hoy.
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Ángel Leyva