La implementación de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) ha sido recibida por el magisterio con apertura hacia sus principios humanistas y comunitarios, pero también con cansancio y escepticismo por la falta de continuidad en las políticas educativas.
La investigación Voces desde el aula: la Nueva Escuela Mexicana en la experiencia docente, realizada por la Red Mexicanos Primero, recopiló los testimonios de distintas figuras educativas de escuelas públicas de educación básica en Jalisco, Michoacán, Sinaloa y Yucatán.
Una reforma con luces y sombras
Para el caso de Sinaloa, el estudio muestra que la mayoría de los docentes y directivos reconoce como valioso el enfoque de proyectos, los principios humanistas, la transversalidad de contenidos, la autonomía profesional y curricular, así como la intención de colocar a la comunidad en el centro del aprendizaje.
Sin embargo, advierten que los constantes cambios de modelo, prácticamente uno por cada sexenio, generan incertidumbre y dificultan consolidar mejoras de largo plazo.
“Los maestros estamos en la mejor disposición de trabajar con la reforma que llegue, pero como que abusan”, expresó una directora de primaria.
Otros aspectos valorados de la NEM son la vinculación comunitaria y la integración de los padres de familia en el proceso escolar. En varias escuelas se reporta que la metodología de proyectos ha reavivado su participación, generando un vínculo más estrecho entre la escuela y la comunidad.
“Se está dando algo que se estaba perdiendo que es que los padres de familia se están acercando a la escuela. Eso es algo muy favorable porque veíamos al padre muy distante; se preocupaba cuando se iba a hacer el examen, pero ahorita, con los proyectos, yo estoy viendo cómo el padre de familia se está integrando”, destacó otro participante.
Riesgos de simulación y falta de capacitación
Sin embargo, no todo ha sido positivo. Varios entrevistados consideran que la reforma repite ideas ya presentes en modelos anteriores y que su implementación ha carecido de acompañamiento institucional. Además, trabajar por proyectos supone un reto pedagógico para docentes que, en muchos casos, no han recibido capacitación suficiente.
“Esta nueva metodología, si no hay un buen seguimiento por parte de las autoridades, como directivos, supervisores, jefes de sector, etcétera, puede prestarse a la simulación”, indicó otro docente.
Otro hallazgo de Voces desde el aula es la ausencia de los docentes en el diseño del modelo. Aunque algunos mencionan haber respondido encuestas o haber sido consultados de forma superficial, la mayoría coincidió en que su participación fue limitada y que las directrices llegaron ya definidas.
“Para la construcción de esta NEM, por lo menos de los que estamos aquí, ninguno ha sido convocado. Solamente he sido parte de lo que es la capacitación cuando se da en la fase intensiva y ya yo la comparto con los directivos y ellos a su vez con los maestros”. (Grupo de enfoque 1)
La Nueva Escuela Mexicana es una apuesta con potencial para fortalecer la educación de niñas, niños y jóvenes, pero para que sus objetivos no se queden en el papel es necesario garantizar continuidad, formación docente y participación del magisterio, de otra manera corre el riesgo de convertirse en una reforma más en la larga lista de cambios sexenales que cansan y desgastan a las comunidades escolares.



