Opinión
Se acerca el final del ciclo escolar 2023-2024, y lo hace con la noticia de que, debido a las altas temperaturas que enfrentan los estudiantes, es necesario adelantar el cierre de las escuelas en Sinaloa. Este problema no es exclusivo de esta entidad; al menos 25% de los estados han anunciado distintas medidas para enfrentar la situación. Esto evidencia nuevamente que las condiciones físicas de los planteles carecen de los elementos básicos para que los estudiantes puedan estar, aprender y participar.
El argumento de garantizar la seguridad es entendible y justificado, ya que en Sinaloa y otras entidades federativas se han registrado golpes de calor y cuadros de deshidratación en algunos estudiantes. Sin embargo, esto no exime la gran responsabilidad que tiene el Estado de garantizar condiciones de infraestructura y servicios básicos a los cuales tienen derecho los alumnos.
Un elemento esencial para poder mitigar las altas temperaturas es la electricidad. Sin embargo, la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) señala que todavía hay 26,463 escuelas que carecen de este servicio en el país. En el caso de Sinaloa, una solicitud de acceso a la información del año 2022 mostró que 8.6% de escuelas enfrentaban estas carencias. Cabe destacar que el gobierno del estado ha hecho esfuerzos para la rehabilitación eléctrica; no obstante, contar con el servicio es sólo un primer paso, ya que la electricidad por sí misma no garantiza un clima propicio para aprender y se requiere de equipamiento e instalaciones adicionales.
Es imprescindible impulsar una estrategia con visión a futuro que atienda efectivamente este problema y que garantice condiciones básicas en las escuelas. Esto será especialmente relevante para aquellos alumnos que enfrentan mayores condiciones de marginación, ya que son generalmente los más afectados.
El tema de las altas temperaturas es recurrente año con año en Sinaloa, pero las carencias continúan, no sólo para enfrentar el calor, sino también debido a la falta de otros servicios, equipamiento y materiales. Si realmente se pretende cambiar esta situación, se requiere identificar las necesidades del contexto y propiciar espacios que respondan a estas necesidades.
En México, 1 de cada 3 habitantes tiene la edad para estar en las escuelas de educación básica y media superior. Por lo tanto, la educación debe ser una prioridad a la cual se le destinen recursos suficientes y oportunos. Hace poco, los estudiantes regresaron a la escuela después de una pandemia que causó graves pérdidas de aprendizaje. No puede continuar la ausencia de clases; el esfuerzo debe hacerse lo antes posible y debe hacerse bien. Desde Mexicanos Primero Sinaloa seguiremos impulsando este tema para que el aprendizaje incluyente se vuelva realidad.