Opinión
El 1 de septiembre, el Presidente López Obrador presentó su último Informe de Gobierno, destacando algunos de los avances más significativos de su administración. Sin embargo, entre los logros mencionados se omitieron los grandes retos y dificultades que persisten en el sistema educativo, los cuales deberán enfrentarse en el próximo sexenio para garantizar el derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes en México.
Uno de los pendientes más evidentes es el incumplimiento de las metas en educación inicial y preescolar, donde la atención se redujo en 2.4 y 5.5 puntos porcentuales, respectivamente. Asimismo, la escolarización de estudiantes en situación de mayor desventaja socioeconómica disminuyó en 2.3 puntos en educación básica y en 0.5 puntos en media superior.
Además de las reducciones no mencionadas en materia de cobertura, el Informe de Gobierno dejó fuera un elemento crucial del sistema educativo: el aprendizaje. La omisión de este tema y la falta de transparencia sobre lo que realmente aprendieron, o no, los estudiantes mexicanos durante este sexenio son preocupantes, ya que deja a oscuras la capacidad de tomar decisiones informadas, justo cuando comienza la implementación de la Nueva Escuela Mexicana.
El tema de la evaluación de los aprendizajes ha sido claramente relegado por el gobierno saliente. Aunque esta es una herramienta fundamental para identificar problemas, planificar, medir avances y priorizar las áreas que requieren atención en los distintos contextos, el retroceso ha sido evidente. La desaparición del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), la suspensión de la prueba PLANEA, la resistencia a evaluaciones internacionales como PISA y la intención de disolver la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) son solo algunas muestras de ello.
Para enfrentar la realidad, primero hay que conocerla. Según los últimos resultados de la prueba PISA, publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la mitad de los estudiantes mexicanos de 15 años no comprenden lo que leen y dos de cada tres no pueden resolver operaciones matemáticas básicas. Estos resultados reflejan un estancamiento que ha persistido durante los 20 años que México ha participado en esta evaluación.
Un punto destacado en el Informe de Gobierno fue la infraestructura escolar, en particular el programa La Escuela es Nuestra, que se ha centrado en mejorar las condiciones físicas de los planteles, incluyendo baños, lavamanos, acceso a agua y electricidad. No obstante, según los últimos datos de la Mejoredu, 35.4 por ciento de los preescolares, 35.9 por ciento de las primarias, 32.9 por ciento de las secundarias y 36.8 por ciento de las escuelas del nivel medio superior carecen de servicios básicos completos, lo que indica que este problema llevará tiempo en resolverse.
Finalmente, el informe mencionó el esfuerzo por mejorar la formación docente a través del Programa para el Desarrollo Profesional Docente (PRODEP). Sin embargo, aunque se plantea como un tema relevante, la narrativa y los hechos son incongruentes, ya que sólo se destinaron 96 pesos por docente al año, una cantidad claramente insuficiente para enfrentar los desafíos que las figuras educativas viven en sus comunidades, escuelas y aulas.
El Informe de Gobierno es un ejercicio de rendición de cuentas donde se muestran los avances, desafíos y resultados de la gestión. Sin embargo, al dejar fuera cuestiones tan relevantes limita la capacidad de promover los cambios necesarios en materia educativa. Los desafíos en cobertura, la omisión de los resultados de aprendizaje, los pendientes en infraestructura y la incongruencia en la valorización docente son elementos que evidencian un informe incompleto. Será tarea de la sociedad, el Gobierno y todos los actores interesados en la educación seguir impulsando los cambios que urgentemente necesitamos.