Opinión
El ciclo escolar 2023-2024 culminó. Y con éste, se cierran las puertas de las escuelas durante el periodo vacacional. Llega a su fin un año más lleno de desafíos educativos que, lamentablemente, ahí permanecerán al momento de reapertura dentro de un mes más. Es bien sabido que los retos que enfrenta el sistema educativo mexicano son complejos, así como lo son su solución. Sin embargo, en esta ocasión, se abordará uno concreto que padecen las escuelas como espacio físico para el aprendizaje: la infraestructura escolar.
De acuerdo con el extinto INEE [Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación], la infraestructura de las escuelas es fundamental para garantizar el derecho a aprender, proporcionando instalaciones y servicios donde se propicie un entorno con condiciones dignas, seguras y de bienestar durante las actividades escolares. Asimismo, el BID indica que, como espacio físico, las escuelas juegan un papel crucial en el contexto educativo, facilitando las interacciones entre docentes y estudiantes, permitiendo llevar a cabo los contenidos pedagógicos, la formación de identidad y a desarrollarse socialmente.
No obstante, en los periodos de receso escolar, es decir, cuando las escuelas se encuentran cerradas, las condiciones de infraestructura suelen estar más expuestas a afectaciones debido a los saqueos y al vandalismo que sufren. Esta situación se agravó notablemente durante el confinamiento por la pandemia, cuando la educación presencial se vio interrumpida por casi dos años y el deterioro de los planteles escolares se profundizó.
Recientemente, la investigación de Mexicanos Primero: “Lo básico no está garantizado”, la cual contiene datos del ciclo escolar 2021-2022, indica que solo el 66.9% de las escuelas primarias, secundaria y media superior en el estado de Sinaloa cuentan con servicios esenciales como electricidad, agua potable y sanitarios adecuados, por lo que el 33.1% de los planteles carecen de éstos, ubicando a Sinaloa en el lugar 21 a nivel nacional en cuanto a la provisión de servicios básicos en las escuelas.
Por otra parte, en cuanto a conectividad, se destaca que, de las escuelas de educación obligatoria en Sinaloa (desde preescolar hasta media superior), solo el 34.8% cuentan con computadoras para propósitos educativos, ubicándose por debajo de la media nacional (46.3%), y superando solo a Veracruz (32.6%), Oaxaca (25.8%), Tabasco (25.1%) y Chiapas (19.4%). Además, solo el 22.7% cuenta con conexión a internet con fines pedagógicos, posicionándose por debajo de la media nacional (29.3%), y ocupando el lugar 23 en la dotación de este servicio.
En ese sentido, ante el nuevo riesgo que corren las escuelas de ser saqueadas y vandalizadas durante el periodo vacacional, las autoridades educativas de Sinaloa iniciaron la campaña “La Escuela es de Todos”, con el fin de que la sociedad en general se sume al cuidado de las escuelas mediante la app SOS Ciudadano 360. Esta aplicación se activa al agitar tu celular y se conecta automáticamente al Centro de Mando (C4), alertando a Seguridad Pública sobre la situación. La app comienza a grabar automáticamente, lo que facilita una respuesta más rápida de las autoridades policiales. Asimismo, se invita a la ciudadanía a que se comuniquen al número de emergencias 911 si reportan alguna situación de riesgo dentro o alrededor del recinto escolar.
En conclusión, el cierre del ciclo escolar 2023-2024 nos recuerda los desafíos persistentes que enfrenta el sistema educativo mexicano, especialmente en cuanto a la infraestructura escolar. A pesar de los esfuerzos locales como la campaña anteriormente mencionada, queda claro que se requiere un compromiso continuo de las autoridades, la sociedad civil y la comunidad educativa para proteger y mejorar las escuelas. Es fundamental garantizar que cada espacio educativo sea seguro, funcional y propicio para el aprendizaje de las y los estudiantes.
Debido a que la educación es una corresponsabilidad de todos, se reconoce que las autoridades educativas fortalezcan las medidas de protección de los planteles escolares mediante la creación y difusión de este tipo de iniciativas. Sin embargo, esta estrategia por sí sola no es suficiente, pues también es necesario que vaya acompañada de un esfuerzo presupuestal para que, de forma paralela se priorice la inversión en infraestructura física educativa, asegurando que todas las escuelas tengan acceso adecuado a servicios esenciales y tecnológicos en donde niñas, niños y jóvenes puedan hacer valer su derecho a la educación y convertirse en la mejor versión de sí mismos.
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Daniel Rodríguez