Opinión
Hace una semana se realizó la ceremonia del Premio AEI 2023 entregado por Mexicanos Primero Sinaloa. Fue un evento muy emotivo en el que se rindió homenaje a familias, directivos y docentes comprometidos con la mejora de la educación en el estado.
A través de esta iniciativa, se avanzó en reconocer y valorar la labor de quienes protegen y garantizan el derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes.
Cuando se construye desde la gratitud y el cariño, se logran resultados muy distintos a cuando se destruye desde el odio y el resentimiento. La acción colectiva que se genera cuando se ofrecen las condiciones para trabajar de manera colaborativa es la mejor forma de madurar y consolidar la convicción más importante en un sistema educativo. Se trata la creencia de que todos los niños pueden y deben aprender y estar bien en la escuela.
Por ello, es importante interpretar la ceremonia del Premio AEI 2023 como algo mucho más significativo que la entrega de un galardón. Se trata de un esfuerzo concreto de revalorización desde la sociedad civil al incansable esfuerzo y dedicación de quienes componen las comunidades escolares.
Para quienes fueron premiados, este reconocimiento es valioso porque ocurre después de vivir uno de los momentos más difíciles que el sistema educativo ha debido atravesar. La adversidad que trajo la pandemia de COVID-19 sigue teniendo efectos en la vida cotidiana de las escuelas. Aun en su periodo más oscuro, hubo comunidades que trabajaron día tras día para recuperar y reinventar la oportunidad única que la escuela brinda a la infancia y la juventud.
Desde su primera edición en el año 2019, este certamen ha sido una vitrina a la creatividad y originalidad de los proyectos educativos a lo largo y ancho de Sinaloa, desde educación inicial hasta la secundaria. Los proyectos que participaron en el Premio AEI 2023 demuestran que sí existen comunidades escolares en el camino correcto para combatir la exclusión social y económica a través de una mejor educación.
En la ceremonia se celebraron prácticas que por su diversidad, representan la vastedad y riqueza de la educación en nuestro estado.
Patricia Ortiz, asesora de educación especial en Badiraguato, fue la ganadora en la categoría Directivos con la práctica Yo Trabajo Mis Emociones, que impulsa el desarrollo de habilidades socioemocionales en estudiantes, familias y docentes.
Esmeralda Quiñonez, fue galardonada con mención honorífica en la categoría Familias con el proyecto Escuelita Temporal Extensión Bicentenario con la que se apoyó estudiantes durante el periodo de cierre de escuelas.
María Lilia Pulido, maestra de la USAER 179, quien apoya una escuela primaria, fue galardonada con mención honorífica por su práctica Trabajo Colaborativo, un Paso a la Inclusión, con la que busca transformar la visión de inclusión educativa en su escuela.
Finalmente, Óscar Alvarado Barraza, profesor de la telesecundaria federalizada 186 en Elota, recibió el premio como ganador en la categoría docente por su práctica Xiixuetska, en la que fomenta la inclusión cultural de sus estudiantes.
Estos proyectos son una señal de que el cambio social al que aspira Mexicanos Primero Sinaloa es un propósito compartido con miles de personas. Y que no se trata de un sueño lejano, sino una realidad alcanzable y tangible. Por ello, esta organización de la sociedad civil sin fines de lucro anunció que, a partir del año 2024, el certamen se expandirá al resto de los estados de la región del Mar de Cortés: Nayarit, Sonora, Baja California y Baja California Sur.
Mantener viva esta mirada inspiradora y positiva es fundamental para navegar las complejidades y retos que la educación en Sinaloa deberá enfrentar en el segundo semestre del año. Desde la adopción de un nuevo marco curricular hasta la atención a niñas, niños y jóvenes desplazados por la violencia criminal. Temas que marcarán fuertemente la agenda de investigación e incidencia de Mexicanos Primero Sinaloa en los próximos meses.
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Daniel Rodríguez