Opinión
Está por concluir el proceso electoral y muy pronto la sociedad mexicana tendrá un nuevo Presidente o Presidenta. Quien sea electo por los ciudadanos tendrá la gran responsabilidad de dirigir el País hacia un futuro mejor y, para lograrlo, un elemento imprescindible, estratégico y prioritario es, sin duda, la educación.
Hablar de educación va más allá del discurso; implica cambios profundos que sean capaces de transformar y mejorar las prácticas educativas en los distintos contextos que enfrentan las niñas, niños y jóvenes. En ese sentido, se requiere saber con claridad de dónde venimos, dónde estamos parados y hacia dónde nos dirigimos, con una visión de largo plazo que trascienda administraciones y con la voluntad de posicionar el derecho a aprender por encima de cualquier otro interés.
Garantizar que las niñas, niños y jóvenes estén, aprendan y participen en la escuela, es una tarea compleja pero no imposible. Sociedad y gobierno deben articularse para enfrentar los enormes retos que por muchos años se han arrastrado y se profundizaron por la pandemia. A continuación, se presentan algunos de los aspectos que la nueva administración federal debiera atender para impulsar la mejora educativa.
- La infraestructura y equipamiento de las escuelas es un elemento básico para la conformación de comunidades de aprendizaje. Sin embargo, en México todavía existen numerosos planteles que carecen de servicios básicos como agua y electricidad, así como carencia de sanitarios, computadoras y acceso a internet. Estas deficiencias son aún más sentidas en los contextos de mayor rezago y marginación.
- La valorización y profesionalización docente ha sido una deuda pendiente con los maestros. Es imprescindible fortalecer su formación inicial y continua para que ésta sea sólida y adecuada a los retos que enfrentan en sus distintos contextos. Asimismo, se requiere mejorar sus condiciones laborales y fortalecer sistemas de incentivos y estímulos que reconozcan su desempeño.
- Fortalecer la transparencia y rendición de cuentas en el sistema educativo es un aspecto fundamental para la adecuada gestión educativa. Por lo tanto, se requiere de sistemas de información públicos, actualizados y pertinentes que visibilicen la situación de las escuelas. Esto permitiría, entre otras cosas, identificar las condiciones de infraestructura, las plantillas docentes, así como los programas que recibe la escuela, esto representaría un insumo para que las autoridades y las propias comunidades tomen decisiones con base en evidencia.
- El aspecto socioemocional es un tema que se visibilizó a mayor profundidad con la pandemia. El deterioro de la salud mental de los estudiantes y la necesidad de brindarles atención para su bienestar emocional mostraron la urgente necesidad de atención. Al respecto, se requieren estrategias que brinden entornos seguros y de sana convivencia para fomentar el desarrollo integral de los alumnos, posicionándolo como un eje estratégico para impulsar en las escuelas.
- La primera infancia es una etapa fundamental para el desarrollo de las personas. Abarca desde el nacimiento hasta antes de los 6 años y construye las bases de nuestras capacidades cognitivas, físicas y emocionales que, si no se atienden adecuadamente, no se recuperarán jamás. Por lo tanto, se requiere compromiso y responsabilidad con este tema, impulsando la Estrategia Nacional de Primera Infancia y avanzar en que los estudiantes asistan a la escuela desde el primer grado de preescolar.
- La evaluación de los aprendizajes es otro elemento trascendental para mejorar la política educativa, ya que es una herramienta que permite ajustar y mejorar la toma de decisiones basadas en evidencia. Evaluaciones internacionales como PISA no deben estar a la voluntad del gobernante en turno, ni deben dejarse de aplicar evaluaciones nacionales censales como en su momento fue PLANEA. Fortalecer un Sistema Nacional de Evaluación de la Educación debe ser parte fundamental de la agenda educativa.
El derecho a aprender debe ser un asunto de Estado capaz de trascender los sexenios. Lograr una gobernanza democrática que articule los esfuerzos de todos será fundamental para lograr un cambio profundo en el sistema educativo. Estas campañas fueron un ejercicio de reflexión que deberá traducirse en una exigencia ciudadana coordinada y propositiva. Es momento de poner a la educación como prioridad. Es momento de que, gobierne quien gobierne, tenga claro que aprender importa.