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Los desafíos en la estructura curricular de la NEM

Los desafíos en la estructura curricular de la NEM

La implementación de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) a partir del ciclo escolar 2023-2024 trajo consigo transformaciones institucionales que incidieron en las prácticas educativas reveló la investigación Voces desde el aula: La Nueva Escuela Mexicana en la experiencia docente.

Entre los cambios más relevantes de la NEM para Sinaloa destacan la estructura curricular, que tuvo una transformación profunda, modificando sustancialmente la organización del sistema educativo. Los grados escolares se reestructuraron en fases de aprendizaje, se crearon los campos formativos y se incorporaron los llamados ejes articuladores.

Autonomía valorada, pero desigual

Una de las innovaciones más reconocidas por los docentes fue la posibilidad de decidir cómo organizar sus clases y diseñar proyectos a partir de la realidad de su escuela y comunidad. Varios participantes de los grupos focales coincidieron en que la autonomía docente abre espacio para la creatividad y la pertinencia pedagógica.

“La Nueva Escuela Mexicana es un modelo de primer mundo, porque por fin se respeta lo que es la autonomía en la escuela, de que tú, maestro, vayas dirigiendo el aprendizaje según las necesidades del contexto”, explicó una directora de secundaria.

No obstante, la experiencia no fue homogénea. Mientras algunos colectivos aprovecharon la flexibilidad, otros se sintieron desorientados ante la falta de lineamientos claros y formación suficiente para elaborar programas analíticos.

Confusión con los programas sintéticos y analíticos

La llegada de los programas sintéticos (documentos elaborados por la SEP que establecen los contenidos nacionales para cada fase educativa) y la necesidad de transformarlos en programas de acuerdo con el contexto de cada comunidad escolar generó dudas e incertidumbre en gran parte de los testimonios. Muchos docentes señalaron que el proceso fue apresurado y sin la formación necesaria, lo que llevó a interpretaciones muy distintas en cada escuela.

“Hubo mucha confusión en pensar que cada escuela debía hacer su propio programa sintético, cuando en realidad solo debía contextualizarse en el analítico”, explicó un docente de secundaria.

Como consecuencia de no haber tenido esa claridad, en algunas escuelas se construyeron documentos colectivos que enriquecieron el trabajo pedagógico; pero en otras, la falta de orientación convirtió el ejercicio en un requisito burocrático más.

Sobrecarga administrativa

Otro de los señalamientos recurrentes en la investigación fue el incremento de trámites y reportes derivados de la implementación de la NEM. Docentes y directores mencionaron que la exigencia de elaborar actas, evidencias y planeaciones detalladas restó tiempo al trabajo con los alumnos.

“El maestro está tan preocupado por los reportes y documentos que a veces se olvida del niño. Eso es lo que me preocupa más”, manifestó un docente.

“A mí me preocupa que la carga administrativa nos quite tanto tiempo, que ya no nos enfocamos en lo más importante: el alumno”, dijo otro.

Esta sobrecarga administrativa, sumada a la incertidumbre inicial, generó resistencia y desgaste en varios colectivos escolares.

Trabajo colaborativo con resistencias

Este nuevo modelo educativo busca la innovación para mejorar las prácticas pedagógicas y desarrollar nuevas estrategias de colaboración entre docentes que se traduzca en un esfuerzo colectivo para el aprendizaje. Sin embargo, los testimonios muestran que la cultura del trabajo conjunto aún enfrenta barreras.

Algunos colectivos lograron construir espacios de reflexión y apoyo mutuo, pero en muchos casos persistió la lógica individualista.

“Por ejemplo, yo, maestra de español, me tengo que sentar con el maestro de inglés y el maestro de artes para diseñar un programa en conjunto. Yo no vi disposición en ninguna de las escuelas para hacer este tipo de trabajos”, expuso una maestra, quien aclaró que los horarios complican mucho la coordinación.

Los testimonios de Voces desde el aula muestran que la implementación de la NEM es un proceso complejo que requiere acompañamiento, tiempo y formación docente pertinente para consolidarse. En este contexto, los programas analíticos —como estrategia de co-diseño contextualizado— abren la posibilidad de ejercer mayor autonomía docente y de innovar en la práctica pedagógica; sin embargo, siguen existiendo numerosas resistencias que limitan su implementación.

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