Encuesta realizada por Mejoredu revela la necesidad de profesionalizar y mejorar las condiciones de trabajp de quienes educan en los primeros años de vida
Acompañan los primeros pasos, alimentan la curiosidad, calman el llanto y estimulan el juego. Así es la labor cotidiana de miles de agentes educativos (AE) que atienden a niñas y niños menores de tres años en México. Sin embargo, a pesar de su papel crucial en el desarrollo infantil, su trabajo sigue siendo invisibilizado, precarizado y poco valorado tanto social como institucionalmente.
La Encuesta sobre Características y Condiciones de las y los Agentes de Educación Inicial en México (ECCAEI), realizada por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), documenta esta realidad con datos contundentes.
Aplicada a casi 22,000 personas que laboran en Educación Inicial Comunitaria (EIC), Educación Inicial Indígena (EII) y Centros de Atención Infantil (CAI), la encuesta ofrece una mirada inédita al perfil, condiciones laborales, formación y desafíos que enfrentan estas figuras educativas.
Uno de los hallazgos más significativos es que la gran mayoría de los agentes educativos son mujeres. Esta feminización del sector responde, en parte, a la persistencia de roles de género que asocian el cuidado infantil con una “naturaleza femenina”, lo cual limita la diversificación de perfiles y perpetúa la idea de que la atención a la primera infancia es una extensión de las tareas del hogar.
En los CAI y la EII, buena parte del personal cuenta con formación profesional, aunque rara vez específica en educación inicial. En contraste, en la EIC, que atiende a poblaciones rurales y marginadas del país, predominan figuras sin formación docente formal, muchas de ellas reclutadas por convocatorias comunitarias.
A pesar de su entrega y compromiso, enfrentan enormes retos entre los que se destacan los siguientes:
- Bajos ingresos
- Falta de certeza laboral
- Escaso acompañamiento técnico
- Sobrecarga de tareas que va mucho más allá del trabajo pedagógico
Aunque muchas personas ingresan por razones ajenas a una formación inicial en pedagogía, los testimonios recabados muestran un alto grado de compromiso y sentido de propósito en su labor con la infancia, incluso a pesar de las carencias y del abandono institucional.
Lo que propone Mejoredu
Frente a este panorama, Mejoredu plantea con claridad la necesidad de reconocer a las agentes educativas como profesionales de la educación y no como “cuidadoras” improvisadas. Propone impulsar estrategias de formación inicial y continua, con pertinencia cultural y contextual, así como fortalecer las redes de apoyo técnico-pedagógico y mejorar las condiciones laborales y de bienestar de estas figuras.
Además, el informe destaca la urgencia de revalorizar socialmente su labor. La encuesta de Mejoredu afirma que el país necesita cambiar la narrativa sobre quién educa en la primera infancia, dejar atrás la idea de que esta etapa es solo “preparatoria” para niveles posteriores y reconocer que es un momento clave en el desarrollo integral de cada niña y niño.
La educación inicial no puede sostenerse sobre los hombros de mujeres voluntarias con vocación, pero sin respaldo. Profesionalizar, dignificar y reconocer a las y los agentes educativos no es solo una recomendación técnica, es una apuesta ética por la equidad, la justicia social y el derecho de todas las infancias a recibir una atención de calidad desde el inicio de la vida.
Fuente: Mejoredu